sábado, 29 de mayo de 2010

El Consejo de Guerra a Julián Besteiro - Eduardo Montagut - 2008

El 30 de marzo de 1939 Julián Besteiro fue detenido en los sótanos del Ministerio de Hacienda en Madrid, donde estaba situado el Consejo Nacional de Defensa. Recordemos que dicha institución estuvo presidida por el general Miaja e integrada por el coronel Casado, tres miembros de la CNT, dos socialistas y dos republicanos. Este Consejo se enmarca en el enfrentamiento con los comunistas en una guerra civil dentro de la guerra civil. Besteiro perteneció a dicho Consejo y dio la famosa alocución por radio del 5 de marzo en la que asumía la derrota material pero la victoria moral. Se deseaba poner fin a mayores sufrimientos, y se esperaba un trato más suave por parte de Franco. El propio Besteiro comprobaría que lo segundo era inmpensable en la mentalidad del general y de los franquistas.
Besteiro estaba en aquel sótano postrado en un camastro, enfermo y demacrado cuando fue detenido. Se le envió a la cárcel de Porlier, y luego a la del Cisne, mientras se instruía contra él un proceso sumarísimo. El 8 de julio del mismo año comenzó su Consejo de Guerra. Presidía dicho Consejo el general de brigada Manuel Nieves Camacho; el juez instructor era el capitán de Caballería Carlos de Sabater, el fiscal el auditor de brigada Felipe Acedo Colunga (alumno que fue del propio Besteiro), y el defensor el letrado Ignacio Arenillas.
Besteiro llegó al juicio en muy malas condiciones físicas pero con una entereza moral intachable, sereno, seguro en sus convicciones y de su deber.
El informe del fiscal fue un repaso de la vida política de Besteiro. En dicho informe se señala que aunque Besteiro estaba íntimamente disconforme con los "desmanes" del Frente Popular no hizo nada para pararlos o condenarlos públicamente; es más, había apoyado al gobierno con su voto, un gobierno que, a juicio del fiscal era inconstitucional por la forma en la que había sido depuesto el presidente Alcalá Zamora. No deja de ser curioso que un poder, nacido de una sublevación, utilice un argumento sobre la supuesta inconstitucionalidad de la destitución del jefe del estado del sistema que se ha combatido y vencido con las armas. El informe terminaba explicando que el caso Besteiro era representativo de la "revolución española", y que de la actuación del político sólo había producido graves errores para el país y para él mismo. También, aludió a su participación en el Consejo Nacional de Defensa.
El fiscal expuso que el delito de Besteiro había sido "adhesión a la rebelión". Estamos ante otro caso de la peculiar manera de entender la rebelión por parte de los que se habían, realmente, rebelado. El fiscal sí reconocía las virtudes humanas de Besteiro pero eso no era impedimento o un atenuante porque pidió la pena de muerte.
La defensa, por su parte, insistió en la nula influencia política de Besteiro desde el 18 de julio, y prueba de ello era que no había podido salvar a su sobrino, asesinado el 18 de agosto de 1936. Además, expuso los intentos de paz, y puso sobre la mesa los informes de los servicios secretos franquistas, el S.I.P.M, sobre su conducta en la guerra y que era calificada como correcta.
Besteiro habló en el juicio, agradeciendo que, tanto el fiscal como el abogado defensor, hubieran puesto de manifiesto su honradez privada, pero insistió que también había sido honrado en su vida pública, y explicó sus actuaciones y pareceres, especialmente su posición crítica dentro del PSOE.
Al final, se le condenó a cadena perpetua, sustituida por treinta años de reclusión mayor.
Besteiro fue llevado al Monasterio de Dueñas, habilitado como prisión. El 27 de agosto fue trasladado a la cárcel de Carmona. Allí vivió sus últimos meses, hizo traducciones, y confraternizó con los otros presos políticos. En septiembre de 1940 se cortó accidentalmente la mano y se le infectó la herida. Esta infección se complicó, dado su delicado estado de salud, y derivó en septicemia. Tuvo una dura y larga agonía, para morir, por fin, el día 27 de septiembre. Se le enterró en el cementerio de Carmona. En el año 1960 se le pudo trasladar al Cementerio civil de Madrid. Descansa muy cerca de Pablo Iglesias y de Francisco Giner de los Ríos.
(Para la elaboración de este artículo hemos consultado a Rafael Abella, "Julián Besteiro o la frustración de una socialdemocracia", Historia y Vida, número 50 (1972), págs. 119 y ss.)

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