jueves, 3 de junio de 2010

Julián Besteiro, la dignidad de un socialista - 2007

SOLIDARIDAD.NET

Pocos hombres de nuestro siglo han dejado una impronta de honradez, un marchamo de seriedad, un fin de vida tan digno como Julián Besteiro en la política nacional.



Julián Besteiro, de ascendencia gallega, nace en Madrid el 21 de septiembre de 1870. Con él, nacía una de las figuras más importantes del socialismo español. Aunque por formación no fue obrero, su vida fue la constante de un hombre honrado, de los que llamaban intelectuales, por comprender, por amar y por compartir la lucha de los pobres, hasta las consecuencia finales como así lo demostró con su muerte.

Su juventud estuvo dedicada a los libros. Cursó la carrera de Filosofía y Letras, y posteriormente continuó estudios en Berlín, Munich y Leipzig. Pronto se consagraría como un intelectual brillante, consiguiendo en 1912, por unanimidad, la cátedra de Lógica de la Universidad Central de Madrid.

En 1913 contrae matrimonio con Dolores Cebrián, profesora de Ciencias Físicas y Naturales, con la que compartirá el resto de su vida.

Su militancia política la comenzó en la Unión Republicana, llegando a ser elegido concejal por Toledo, cargo al que renunciará tras abrazar el ideal socialista. En 1910 tras una conferencia en la Casa del Pueblo de Madrid fue encarcelado en la Modelo. En 1912 ingresaría definitivamente en la agrupación socialista madrileña, a la que se entregaría desempeñando múltiples responsabilidades hasta el final de sus días: Concejal por Madrid de 1913 hasta 1939, miembro del Comité Nacional de la UGT y del PSOE, diputado a Cortes de 1918 a 1936 (con la interrupción de la dictadura de Primo de Rivera)…

En 1917, junto con Andrés Saborit, Francisco Largo Caballero, y Daniel Anguiano por la UGT y Salvador Seguí y Ángel Pestaña por la CNT, tendrá un papel destacadísimo en una de las huelgas más importantes del movimiento obrero español. Besteiro será el encargado de redactar el manifiesto y las instrucciones para la Huelga. Por ello fue juzgado, condenado y encarcelado en Cartagena por un consejo de guerra.

Tras la muerte de Pablo Iglesias, por su fama de honestidad, pasó a ocupar la presidencia del PSOE y la UGT.

Durante la dictadura de Primo de Rivera, continuará con su labor política, profundizando y madurando su idea de socialismo. Idea que girará entre la honradez insobornable, la defensa a ultranza de los trabajadores y el entendimiento y la moderación política. Esto le llevará a amargos enfrentamientos con sus compañeros de partido, y posteriormente incluso a ser repudiado por los elementos más sectarios del PSOE.

Tras proclamarse la II República, Besteiro fue nombrado presidente de las Cortes, función que encajaba admirablemente en su personalidad imparcial y honesta, y que, a pesar de la dura época, desempeñó con ejemplar escrupulosidad. Mantuvo su prestigio entre el socialismo y en todo el movimiento obrero, pero su influencia cada vez era menor. Ya con la salud quebrantada, veía cómo el Partido se le iba de las manos, siendo inútiles sus intentos por evitar la deriva extremista, contemplando cómo el socialismo español se dividía a muerte entre prietistas y caballeristas. Rechazó la revolución del 34, y al estallar la Guerra Civil, íntimamente decepcionado con su partido, concentró sus energías en su tarea de concejal del Ayuntamiento de Madrid, quedándose en la capital con los obreros, mientras todo el Gobierno de la Republica huía a Valencia. En estos terribles años de violencia fraticida, frente a la vorágine de traición, demagogia y disolución que invadió el PSOE, Julián Besteiro con su silenciamiento público, su estoica espera, y su fidelidad al pueblo sufriente, representó la integridad y la conducta moral del verdadero socialismo.

Fracasados los intentos de terminar la Guerra, y horrorizado por los manejos oscuros de los comunistas, apoyó sin vacilación el golpe anticomunista preparado por el coronel Casado y la CNT madrileña. Besteiro no quiso salir de España. Ese mismo hombre, capaz de enfrentarse al todopoderoso Negrín y al PCE, fue el que no quiso dejar a los madrileños abandonados a su suerte, y supo compartirla, con dignidad extraordinaria, hasta el final. Para la Historia, con mayúscula, queda su imagen, en un sótano del Ministerio de Hacienda convertido en improvisado estudio radiofónico, dirigiéndose a los españoles para pedirles el final de tanta sangre. Estaba tan enfermo que se pasaba el día acostado en el camastro de un cuartucho vecino. El anarquista Mera, el coronel Casado y algunos socialistas como Wenceslao Carrillo, el padre repudiado de Santiago, rodeaban a aquel hombre consumido y angustiado. Franco fue mezquino con él.

El Tribunal Militar lo condenó a reclusión perpetua. Pero en un horrible peregrinar cautivo, lo mandaron al penal de Carmona, donde no se daban las mínimas condiciones para que su quebrantada salud resistiera el cautiverio. Consiguió ver a su mujer y hasta darle ánimo, mientras su cuerpo se iba consumiendo hasta fallecer el 27 de agosto de 1940. Si defectos tuvo, si errores cometió, si no logró nunca su objetivo político, no cabe reprochárselo sino lamentarlo. Pocos hombres de nuestro siglo han dejado una impronta de honradez, un marchamo de seriedad, un fin de vida tan digno como Julián Besteiro en la política nacional. Su mujer, depositaria de este testimonio, años más tarde ofrecería a la editorial ZYX, formada por militantes cristianos, los papeles de su marido para ser publicados. No quiso un solo céntimo.

*Nota: Las Ediciones Voz de los Sin Voz agradecen a la viuda de J. Besteiro la donación de su libro “Marxismo y Antimarxismo”, libro de su ingreso en la Academia de Ciencias Morales y Políticas.



“Si el gobierno tratase de ejercer coacciones contra los obreros, empleando para ello la fuerza pública y aun la fuerza del ejército, los trabajadores no iniciarán actos de hostilidad, tratando de dar a la fuerza armada la sensación de que también está integrada por elementos trabajadores que sufren la consecuencias de la desastrosa conducta del régimen imperante. A tal efecto, las masas harán oír los gritos ¡Vivan los soldados! ¡Viva el pueblo! (...) Teniendo en cuenta que deben evitarse actos inútiles de violencia, que no encajan en los propósitos ni se armonizan con la elevación ideal de las masas proletarias.”

Manifiesto de la huelga de 1917 elaborado por Julián Besteiro

miércoles, 2 de junio de 2010

Julian Besteiro en la Sierra de Guadarrama en 1883

Los días 14, 15, 16 y 17 del mes de julio de 1883, un grupo de profesores y alumnos de la ILE llevaron a cabo la que se puede considerar verdadera-mente como su primera excursión colectiva a la sierra. Realizaron un duro recorrido, en condiciones que podemos considerar severas y espartanas, teniendo en cuenta la indumentaria personal de la época, las dificultades añadidas al tener que comenzar en la estación de Villalba, ( aún no funcionaba la línea férrea de Villalba a Segovia por Cercedilla), la inexistencia de la carretera del puerto de Navacerrada al de El Paular y a Rascafría - que obligaba al grupo a ir por la zona de cumbres y a buscar los viejos caminos ya en desuso -, y la precareidad de los alojamientos disponibles y de los medios de transporte entonces existentes. Esta excursión marcó un hito en lo que posteriormente sería el guadarramismo naturalista, que propiciaría iniciativas de defensa de los valores naturales de la sierra de Guadarama.
Los participantes en aquella excursión fueron:
Profesores:D. Francisco Giner de los Ríos, 44 años ( 1839 - 1915 )D. Manuel Bartolomé Cossio, 25 años ( 1858 - 1935 )
Colaboradores:D. Salvador Calderón, 48 años ( 1835 - 1911 ), naturalistaD. José Madrid Moreno, naturalista ( redactor del "Diario" de la excursión)D. Jerónimo Vida, naturalista.
Alumnos:Pedro BlancoJulián Besteiro ( futuro Presidente de las Cortes Constituyentes)Eduardo ChaoJorge ArellanoJosé Mª Garay (futuro conde de Súchil, Alcalde de Madrid)Domingo VacaRaimundo Martínez VacaLuis PrietoDarío CorderoLa preparación de la excursión corrió a cargo de los Sres. Calderón, Quiroga y Macpherson, profesores de la I.L.E. Este proporcionó los croquis de la sierra que sirvieron a los excursionistas para realizar su atrevida ruta.
El itinerario que siguieron fue el siguiente:
Día 14 de julio.- Salida de Madrid por la tarde, traslado en tren hasta Villalba y pernocta en una posada, para comenzar a andar al día siguiente muy temprano.Día 15 de julio.- Desde la estación de Villalba remontaron la carretera hasta el puerto de Navacerrada, pasando por la Venta de la Salinera, pueblo de Navacerrada y las ventas de Cercedilla ( el Ventorrillo ). Desde el puerto de Navacerrada subieron al alto de las Guarramillas, para bajar por lo que posteriormente se llamaría la loma del Noruego hasta el puerto de El Paular, para bajar hacia El Paular por el camino viejo, hacía tiempo en desuso, por la hoya del Toril. Se perdieron durante la bajada y, tras recorrer buena parte del valle de la Angostura, llegaron ya de noche a la Casa de la Horca, pernoctando en precarias condiciones en el pequeño establo adosado a la casa.Día 16 de julio.- Desde la Casa de la Horca, continuaron hacia El Paular y, al no encontrar allí alojamiento, siguieron hasta Rascafría, encontrando acomodo en la posada. Este mismo día volvieron de nuevo a El Paular para visitar Monasterio, recorrieron el entorno, se bañaron en el río y regresaron a Rascafría para dormir.Día 17 de julio.- Desde Rascafría subieron el duro desnivel del puerto del Reventón, remontando la loma de los Horcajuelos y pasando junto al Carro del Diablo, siguieron el antiguo camino del arroyo hasta alcanzar el puerto, desde donde bajaron por la vertiente segoviana hasta la fuente del Infante. En la continuación de la bajada volvieron a extraviarse, saliendo por el arroyo del Chorro Grande, desde donde se dirigieron finalmente a La Granja, donde, tras visitar El Palacio, volvieron a pernoctar en posada.Las distancias que tuvieron que recorrer, junto con los enormes desniveles a salvar, dan idea de la dureza de aquella excursión: de Villalba al puerto de Navacerrada, a las Guarramillas y a El Paular hay unos 35 kms. de recorrido, con 1.387 m. de desnivel de subida y 1.103 m. de bajada; de El Paular al Reventón y a La Granja hay unos 18 kms. de recorrido con 878 m. de subida y 844 de bajada.Desde La Granja se trasladaron a pie a Segovia, que visitaron unos días, regresando nuevamente a La Granja. Cruzando de nuevo la sierra por el puerto de Navacerrada, alcanzaron otra vez Villalba, para seguir en tren hacia las tierras del norte de España, en un viaje de más de un mes de duración.

lunes, 31 de mayo de 2010

De Besteiro y Machado, al PSOE de hoy - Manuel Civera - 2008

LEVANTE EMV

MANUEL CIVERA El poeta Antonio Machado, alumno del político y catedrático Julián Besteiro, convivió con él en la Universidad Central de Madrid durante los cursos de 1915 y 1916, en que terminó su licenciatura de Filosofía y Letras. Besteiro era profesor de Lógica, rama del saber que Machado descubrió entonces: «Frente a la psicología que se ocuparía del cómo pensamos, el pensamiento lógico nos dice cómo deberíamos pensar».
Con Julián Besteiro, Machado conoció a los grandes filósofos como Descartes, Kant, Leibniz y Bergson. Se conservan los apuntes que Machado tomó de las clases de lógica de Besteiro, que recientemente ha publicado la profesora Filomena Garrido (Baeza, 1961): Antonio Machado. Apuntes de Filosofía. Desde estos apuntes podemos ver cómo Machado adapta las enseñanzas filosóficas de Besteiro creando su propia escuela. Frente al «optimismo besteirista», que estudia Patricio de Blas en su biografía Nadar contra corriente, Machado, como refleja la profesora Garrido, opta por un «escepticismo filosófico» que se resume en su lema: «Todo pasa y todo queda, pero lo nuestro es pasar».
A partir del encuentro entre Besteiro y Machado hay un giro filosófico en la obra machadiana con referencias a la verdad, la esencialidad de la palabra o el valor de la existencia. Esta filosofía culmina en 1936 con la publicación de Juan de Mairena, quintaesencia del filosofo poeta.
Machado y Besteiro tienen otras cosas en común, su veneración por la figura de Pablo Iglesias. Machado recuerda que siendo adolescente escuchó por primera vez a Pablo Iglesias en un mitin obrero: «La voz de Pablo Iglesias tenía para mí el timbre inconfundible -e indefinible- de la verdad humana». Años después, Machado volvió a escuchar por segunda y última vez a Iglesias; el fundador del PSOE se hallaba subido sobre el pedestal de la estatua de Castelar dirigiéndose a la multitud: «La voz del orador, algo parda y enronquecida, con aliento difícil y fuelle viejo, era todavía -para mí, al menos- la voz del compañero Iglesias, porque en ella aun vibraba aquel acento inconfundible de humanidad auténtica».
Era el año 1918. Machado e Iglesias se manifestaban juntos para pedir la liberación de Julián Besteiro y del Comité de Huelga de 1917, presos en la cárcel de Cartagena. Besteiro, profesor de Machado en 1915, era ahora vicepresidente del PSOE y brazo derecho de el abuelo, como cariñosamente se conocía a Pablo Iglesias.
Quiso el destino que aún tuvieran ambos grandes hombres, Machado y Besteiro, más cosas en común unidos por la tragedia de la Guerra Civil. Murieron ambos en 1940 en condiciones trágicas, que representa el doloroso sufrimiento de miles de españoles. Murió Besteiro abandonado y desatendido en la cárcel de Carmona, como describe Javier Quiñones en sus Años triunfales, que logra novelar todo el dramatismo de aquellos momentos. Machado murió de dolor y sufrimiento por la muerte de su madre en el exilio de la localidad de Colliure. Como canta Serrat: «Murió el poeta lejos del hogar...».
Sin embargo, la muerte de Machado y Besteiro no fue en vano. De las semillas de aquellos hombres, tras el paréntesis en nuestra historia que supuso el franquismo, surge una nueva España con la que ambos soñaron. Sí, el abuelo hoy no vive entre nosotros, con su voz inconfundible y auténtica que nos recuerda Antonio Machado. Pero tenemos a sus nietos ideológicos, como José Luis Rodríguez Zapatero y María Teresa Fernández de la Vega, que unen cualidades humanas y capacidad demostrada para transformar España en el deseado escenario económico y cultural capaz de liderar la Alianza de Civilizaciones que se perfila en el siglo XXI.
El año pasado fue año machadiano, en que recordábamos los cien años del encuentro entre Machado y Soria. Vimos a la vicepresidenta María Teresa inaugurar la Comisión Nacional para la Conmemoración de la llegada de Antonio Machado a Soria, y al presidente José Luis regalar las Poesías Completas de Machado a todo su equipo de gobierno con motivo del Día del Libro. Este año se trata de poner de nuevo al frente del Gobierno de España a las dos personas que garantizan el avance hacia esa sociedad que soñaron Iglesias, Machado y Besteiro. Se lo debemos a Pablo, Antonio y Julián. Por ellos, con José Luis Rodríguez Zapatero y María Teresa Fernández de la Vega.

*Alcalde de Alcublas. Candidato del PSPV-PSOE al Congreso por Valencia.

Reconocimiento a Julián Besteiro - Manuel Civera - 2007

LEVANTE - EMV
MANUEL CIVERA El 28 de marzo de 1939 terminó la Guerra Civil española en tanto que el Ejército Nacional de Francisco Franco aguardaba en las afueras de Madrid para organizar la entrada de las fuerzas de ocupación, lo que ellos llamaban el Desfile de la Victoria del día 1 de abril. En tal situación, Julián Besteiro, como máxima autoridad republicana, nombra al heróico anarquista Melchor Rodríguez para que le acompañase en la utópica «rendición a cambio de paz honrosa». Melchor seria responsable de recibir a los franquistas encabezados por Alberto de Alcocer en el ayuntamiento mientras que Julián daría cuentas en el Ministerio de Defensa, sede del Consejo de Defensa, máximo organismo de la legalidad republicana.
Al mismo tiempo, las fuerzas paramilitares franquistas se lanzaron en una carrera hacia el Ministerio de Defensa. Los requetés de Carlos de Borbón se adelantaron, por poco, a los falangistas de Veglison, deseosos ambos de conseguir capturar a tan valioso prisionero. Los falangistas intentaron que Besteiro hiciese el saludo fascista a lo que éste se negó porque «ya era viejo para las nuevas modas», como nos cuenta su discípulo Julián Marías que aún le pudo visitar, dándole una gran alegría entre tanta tristeza.
Inmediatamente, el día 29, el juez militar Carlos de Sabater le incoó el procedimiento sumarísimo número 1. Después hubo otros 500.000. El juicio se inició el 8 de julio y el fiscal militar Felipe Acedo pidió su condena a muerte «porque el socialismo moderado de Besterio era mucho más peligroso que el socialismo revolucionario». Besteiro fue condenado a muerte, suerte que corrieron otros 150.000 españoles. El tribunal, al final, decidió cambiar la muerte rápida del fusilamiento por una muerte lenta con desatención médica en la cárcel de Carmona. Cabe destacar la defensa del abogado militar Ignacio Arenillas de Chaves, quien sin embargo no llegó a cuestionar la ilegalidad de estos juicios sumarios.
En el año 2003, la diputada socialista Amparo Valcarce inició la vía para revisar los juicios sumarios que ahora se ve refrendada por la Ley de Memoria Histórica del Gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero. Así que desde nuestra asociación y bajo la presidencia honoraria de Juliana Besteiro nos sumamos a esta iniciativa con la idea de conseguir la anulación del juicio sumarísimo número 1. En este tiempo, hemos elaborado un informe sobre este juicio sumario, paradigma de tantos y tantos juicios sumarios que ahora son declarados injustos y nosotros entendemos que también nulos. Desde nuestra asociación nos pusimos en contacto con diferentes personalidades socialistas, desde Francisco Granados a José Blanco, incluso Felipe González, para hacerles llegar nuestra voluntad de luchar por reparar esa injusticia histórica que fue la sentencia a Julián Besteiro. Esta filosofía de señalar la ilegitimidad de los tribunales franquistas ya fue manifestada por el compañero Ramón Jáuregui y como bien señala Diego López Garrido, al Parlamento sólo le corresponde declarar políticamente la ilegitimidad y que sean los tribunales los que dicten la nulidad jurídica. Desde nuestra asociación vamos a incoar los tramites necesarios ante el Ministerio de Justicia para la reparación y reconocimiento personal de Julián Besteiro y a su vez acudiremos a los tribunales para solicitar la anulación del juicio sumarísimo número 1.

* Presidente de la Asociación Julián Besteiro. Presidente de la Agrupación Comarcal El Turia del PSPV-PSOE
[www.socialdemocracia.net]

domingo, 30 de mayo de 2010

Julián Besteiro por Francisco Arias Solís

LA VOZ DE UN INTELECTUAL FIEL A LA VERDAD Y A LA HONRADEZ


Se puede atacar la figura de Besteiro negándose a admitir que fuese un espíritu superior. Allá cada cual con su juicio. Lo que no cabe admitir es que su vida haya sido sinuosa y tortuosa por falta de desinterés. Besteiro fue un intelectual fiel a la verdad y a la honradez.




En toda España se hizo famosa la respuesta de Besteiro al juez instructor de la intentona del 17. El Gobierno no ignoraba que Besteiro, aunque coautor con Largo Caballero de aquel episodio de la lucha de clases, se había visto obligado por las circunstancias a retraerse un tanto y que sólo volvió al pleno ataque cuando el no hacerlo hubiera dejado indefensos y al descubierto a los ferroviarios. En el fondo, pues, la experiencia del episodio confirmaba su doctrina secreta. Pero el juez quería hacerle decir algo contrario a la huelga general revolucionaria; a lo que Besteiro opuso su famosa declaración: “Jamás me he opuesto yo a revolución alguna”. Ahora bien querer confrontar esta magnífica actitud (que lo era y no sólo en palabras), querer oponer estas palabras, que eran un acto, a sus matices o reservas en tal o cual ocasión donde se negaba a seguir a los exaltados, revela falta de caletre y falta de acogida del pensamiento e intención del que se pretende juzgar.




En nuestro tiempo, todos los aspectos de barullo e indisciplina de aquel episodio se empequeñecen; y queda sólo que en agosto de 1917 Besteiro, Largo Caballero, Anguiano y Saborit estaban en prisiones militares, y que las intenciones de los que lo tenían encerrados se expresaban en los martillazos, que toda la noche oyeron con los que se estaba erigiendo la capilla ardiente. Por fortuna, los cuatro condenados salieron a cumplir una pena de cárcel en el penal de Cartagena. El barbero del penal puso el toque final a la figura de Besteiro rapándole la barba krausista; y así, con su gorro de presidiario, aquel profesor de Lógica llegó a ser el ídolo más amado del pueblo español.




Julián Besteiro y Fernández nace en Madrid el 21 de septiembre de 1870. Estudió en la Institución Libre de Enseñanza, donde recibió una influencia perdurable de Giner de los Ríos, que marcó su vida dotándola de un fuerte sentido ético. Al acabar el bachillerato, se matriculó en la Facultad de Filosofía y Letras de Madrid, años en los que frecuentó la Biblioteca del Ateneo. En 1897 publicó su primer libro, La psicofísica, que había sido premiado en un certamen científico-literario. El mismo año gana por oposición la cátedra de Psicología, Lógica y Ética, del Instituto de Segunda Enseñanza de Orense, donde estará muy poco tiempo, pues se traslada enseguida con el mismo puesto, a Toledo. A partir de 1912 –un año antes de su matrimonio con Dolores Cebrián-, Besteiro era miembro muy activo del socialismo español, actividad que hace compatible con su cátedra de Lógica en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Central, conseguida también el mismo año.




Desde el punto de vista político, la vida de Besteiro estuvo marcada por una intensa actividad municipal. En 1913 se presenta por primera vez a las elecciones madrileñas por el distrito de Chamberí, formando parte de la conjunción republicano-socialista; desde entonces hasta el final de la guerra civil los madrileños siguieron votándole; así ocurrió en los comicios de 1918, 1919, 1920, 1923, 1931, 1933 y 1936, a lo que él correspondió con un entusiasmo extraordinario en el desempeño de su concejalía. Esto explica un cierto idilio entre Besterio y Madrid, que tuvo su expresión más elocuente cuando derrotada la República en 1939, decide quedarse en Madrid, compartiendo la suerte del pueblo. Murió al año siguiente, en la cárcel de Carmona, el 27 de septiembre.




Es evidente que la proyección política de Besteiro no se limitó a su proyección municipal, pues participó en la campaña contra la guerra de Marruecos, en la huelga general de 1917 y en las deliberaciones del partido socialista. Al morir Pablo Iglesias en 1925, ostentó la presidencia del PSOE hasta 1931, en que dimite de dicha responsabilidad. La consideración general de su honestidad política e intelectual le llevará a la presidencia de las Cortes Constituyentes en 1931-1933, apartándose cada vez más de la vida política activa a partir de esa fecha; incluso en 1934 abandonará la presidencia de la UGT. En 1939 formó parte como ministro de Estado del Consejo Nacional de Defensa, que presidía el general Miaja y cuyo fin era poner fin a la guerra.




Dentro del grupo de dirigentes del partido socialista, con Fernando de los Ríos, era Besteiro el de mayor autoridad intelectual. Besteiro fue el único español de aquella época que descuella por encima de Azaña.




Es emocionante su respuesta a Regino García, militante del partido socialista, cuando al final de la guerra le pregunta: “Y usted, profesor, ¿qué piensa hacer?. He aquí su respuesta: “Yo, que nunca dije “ o no salvamos todos o todos perecemos”, me quedaré con los que no pueden salvarse. Es indudable que facilitaremos la salida a muchos compañeros que deben irse y que se irán, por mar, por tierra o por aire, pero la gran mayoría, las masas numerosas, ésas, no podrán salir y yo que he vivido siempre con los obreros, con ellos seguiré y con ellos me quedo. Lo que sea de ellos, será de mí”.




Francisco Arias Solís

Julián Besteiro por Joaquín Novella Suárez

AZAÑA, ORTEGA Y BESTEIRO
Julián Besteiro (1870-1940) milita en la Unión Republicana de Salmerón, entre los partidos de Castelar y Ruiz Zorrilla. “No es de extrañar que Besteiro, republicano ya, anticlerical e intelectualmente positivista, pasara a formar parte de aquel grupo”35; más tarde ingresó en el Partido Republicano Radical de Lerroux, junto a Ortega, Baroja, Pérez de Ayala, Alvarez del Vayo, Albornoz, y con ellos serán muchos los intelectuales que se incorporan a este partido. El esteticismo y la ausencia de un ideario inconsistente hará que Besteiro critique su paso por el partido del llamado “Emperador del Paralelo”, juzgándolo como “una calaverada de juventud”, cuando veinte años más tarde lo evoque.
Desde sus artículos en El Radical y en la época de la conjunción republicano-socialista (1909) se había apercibido de dónde desembocaba la República, por ello advertía que para “ser revolucionario no basta con ser romántico, sino que era necesario ser constructivo” y arremetía contra aquellos que afirman que “la política no merece atención”, contra el apoliticísmo preconizado por ¡Maura!; y alertaba: ”Contra lo que creen los anarquistas, los males de una nación no son resultado de la política, sino al revés: es la política la que responde a los males de la nación”36.

Por eso “Hace falta la República si se quiere evitar mayores males... Y mientras no estemos de acuerdo todos los que soñamos con una España republicana, todo esfuerzo ha de ser inútil (...) Sabemos muy bien que no podemos aspirar a una República perfecta, sino perfectible, y por lo mismo que nosotros hacemos todas las concesiones que podemos hacer, exigimos y esperamos que los demás, todos los que sientan plenamente la responsabilidad del momento y ansíen de veras la salvación de España, las harán también”37.

La lectura que Besteiro hace del significado y función del periodo republicano es singular – respecto de la tradición del socialismo español – e, incluso, para aquellas posturas influidas por el llamado “socialismo de cátedra, Lamo de Espinosa lo cifra en que “existe en él una tradición antiestatista constante, casi spenceriana, que le aleja de toda la tradición de la socialdemocracia alemana y le asemeja, sin embargo, mucho al reformismo español”38.

Ya en 1918 repudia el socialismo estatista por ser “instintivo y nada más que para una mejora económica”, tres años más tarde propone la autogestión de tipo guildista frente al estatismo; éste se opone a la socialización de servicios y al municipalismo. Está claro que el socialismo de Estado no es el ideal socialista. Esa fobia hacia el estatismo tiene su génesis en la huella de la Institución Libre de Enseñanza, Adolfo Posada lo expresó castizamente (“¿Qué es el Estado? Lo que todos sufrimos”); también están los efectos de la revolución bolchevique... y sus lecturas de Bernstein.

Besteiro diferencia entre dos tipos de estado: autocracia y democracia, ambas se contraponen tanto por su estructura como por su base social, esta distinción es heredera del positivismo jurídico de Kelsen, el cual en su Teoría general del derecho y del Estado (1925) establece que “Si el criterio clasificador consiste en la forma en que, de acuerdo con la Constitución, el orden jurídico es creado, entonces es más correcto distinguir en vez de tres (Monarquía, aristocracia y democracia), dos tipos de constituciones: democracia y autocracia”. En la primera “la voluntad representada en el orden legal del Estado es idéntica a las voluntades de los súbditos”, mientras que “la oposición a la democracia está constituida por la servidumbre implícita de la autocracia”39. La identificación entre monarquía y autocracia, así como entre democracia y república es evidente en Besteiro, el análisis de lo sucedido en el siglo XIX le reafirma esta distinción social y material. “La lucha entre la monarquía aristocrática tradicional, aliada siempre a las grandes oligarquías de la Iglesia, de la nobleza, de la administración y del ejército, y la nueva burguesía liberal; pero, pese a la máscara constitucional... su verdadero rostro... ha sido el absolutismo monárquico”40.

La llegada de la República coincide con el inicio del declive político (por voluntad propia y sus críticas a los socialistas por participar en el gobierno de la República) de Julián Besteiro, sucesivamente abandona la Presidencia del PSOE (febrero 1931) hasta su dimisión de la UGT en 1934. Este socialista errante, en sus propias palabras “un socialista sin Socialismo”, sólo le queda su prestigio personal... pero ni un ápice de poder e influencia en el seno de su partido y del sindicato. Después de 1934 se retirará silenciosamente de la primera línea política, eso sí, defenderá su concepción del socialismo “constructivo o reformista” en la conocida polémica con Luis Araquistain y Largo Caballero. El socialismo radical había ganado la batalla.

Todavía en su conferencia “El rumbo de la República”41, pronunciada en la Sociedad El Sitio de Bilbao, el 23 de mayo de 1936, manifiesta: “La República no hay que inventarla; nació con un rumbo y tiene un rumbo”. Besteiro argumenta el doble ideal (político y social) de la República, cuya fórmula ha de ser el siguiente: “en la sociedad se debe demandar el esfuerzo de todos y de cada uno según sus aptitudes, y las ventajas, los beneficios y la riqueza se deben repartir a todos y a cada uno según sus necesidades”42.

La guerra civil rompe a un hombre bueno, honrado, uno de los “santos laicos” del socialismo español. Obsesionado en su oposición a los comunistas y por poner fin a la contienda le llevan a intentar negociaciones con el bando insurrecto, no será otra cosa lo que le lleve a la Junta del general Casado. Le ofrecen la Embajada de Buenos Aires, tampoco acepta. Piensa un imposible: la reconciliación. Habla al pueblo de Madrid, “cuando se pierde, es cuando hay que demostrar, individuos y nacionalidades, el valor moral que se posee”.

Huyen a Valencia todos los miembros de la Junta, salvo Besteiro, y los ataques llueven sobre él: le acusan de traidor. Sereno, como un héroe griego que sabe su destino, contesta a sus detractores: “Me han llamado traidor nuestros rivales y me quedo en Madrid para contestarles con mi condena... correré la misma suerte que este pueblo sin igual, tan grande en el sacrificio”. Su prisión y muerte, en 1940, en el penal de Carmona quedan ahí como escarnio y vergüenza de la ruindad humana.

Azaña, Ortega y Besteiro, tres hombres que coincidieron en defender la República Española como un elemento decisivo de modernización y puesta al día de España. Cada uno desde sus ideas y su credo, con sus esfuerzos y fracasos, con sus desencuentros y concepciones diferentes acerca de cual era el camino a seguir, son una muestra de este período que debemos afrontar sin tapujos, ni oropeles ni vergüenzas. Sencillamente porque ya es parte de nuestra historia, de la Historia.

Una República de la cual podíamos decir, para terminar, las palabras de Chaves Nogales en su novela (hoy reeditada) A sangre y fuego: “Murió batiéndose heroicamente por una causa que no era la suya. Su causa, la de la libertad, no había en España quien la defendiese”. De nuevo, la estupidez y la crueldad, el fanatismo y los maximalismos eran ahora los protagonistas de la historia, sólo cabía la derrota, el exilio, el sacrificio o esa larga escalera de horas lentas hacia la reconstrucción de la razón y de la vida democrática: El legado de la II República española.


Jorge Novella Suárez.

sábado, 29 de mayo de 2010

Andrés Saborit y la memoria de Besteiro - Abdón Mateos

Andrés Saborit y la memoria de Besteiro, por Abdón MateosA menudo se ha caracterizado a Saborit como un destacado besteirista, ya que ocupó la secretaría general del PSOE con Besteiro de Presidente hasta 1931, y le acompañó en la vicepresidencia de UGT hasta la crisis que condujo a la dimisión de ambos a comienzos de 1934. El abnegado militante y líder socialista que fue Saborit, con una biografía dentro de las organizaciones socialistas que abarca un periodo de casi 80 años, entre 1902 y 1980, aceptó, además, el criterio de Don Julián para que renunciara a ocupar la alcaldía de Madrid en 1931, cediéndosela al republicano Pedro Rico. Sin embargo, el cronista de las organizaciones socialistas que fue Saborit nunca hubiese aceptado que se le encasillara con el calificativo de besteirista y ni siquiera se consideró nunca su discípulo. Siempre defendió su fidelidad a las ideas socialistas más que a sus hombres. En todo caso, Saborit rindió una veneración casi filial a la personalidad de Pablo Iglesias. Durante los años diez y veinte coincidió, a menudo, en diversas posiciones políticas con Largo Caballero como, por ejemplo, el rechazo hacia la conjunción con los republicanos o el internacionalismo neutralista. No en vano, ambos pertenecían a la rama obrerista del socialismo, a la corriente sindical. Eso no fue óbice para que Saborit, solamente seis años más joven que Indalecio Prieto, respetara la oratoria del tribuno socialista, su intuición y capacidad política. Saborit terminó apoyando el liderazgo de Prieto tras el fin de la guerra civil, ocupando la vicesecretaría del partido y la dirección de El Socialista cuando Don Inda accedió a la presidencia entre 1948 y 1950. A partir de entonces, Saborit, retirado con su familia en Ginebra, se convirtió en el cronista del socialismo, publicando folletones en la prensa como, por ejemplo, la serie “Recuerdos del tiempo joven” (1953) y preparando diversos libros. La recuperación de Julián Besteiro fue, quizá, su principal contribución escrita a lo largo de dos décadas. Saborit reconocía que no era historiador ni siquiera biógrafo, señalando su formación tipográfica, -había estudiado en la Escuela de aprendices de la Asociación del Arte de Imprimir-, y la pretensión de escribir sobre lo que había vivido, entrelazando la semblanza biográfica con la historia de los primeros tiempos del socialismo español. La exaltación y veneración de Julián Besteiro, al mismo tiempo que la del abuelo fundador Pablo Iglesias, respondía al propósito de refundar las organizaciones socialistas volviendo a unos orígenes que hicieran superar las divisiones de los años treinta. La muerte en prisión de Besteiro en septiembre de 1940 añadía, además, una ejemplaridad moral, simbolizando su “martirio”, con setenta años de edad, a todas las víctimas de la guerra civil y del franquismo. Por ello, con ocasión del traslado de sus restos desde Carmona al cementerio civil de Madrid, a los veinte años de su muerte, las organizaciones socialistas intentaron organizar un gran homenaje. Además de la publicación de artículos y folletos, diversos intelectuales residentes en el interior de España suscribieron un manifiesto en memoria de Besteiro. La iniciativa corrió a cargo de jóvenes socialistas como Josefina Arrillaga, colaboradora cercana de Antonio Amat, encabezando el profesor Enrique Tierno Galván el manifiesto que condenaba la violencia en política, acompañado de personalidades de significación muy diversa como, por ejemplo, Menéndez Pidal, Gabriel Maura, Ridruejo, Pérez de Ayala, Azorín, Carande, Marías, Laín, Gil Robles, Joaquín Garrigues y Aranguren. Después de varios años de trabajo y de ajustes del manuscrito, Saborit pudo entregar a imprenta su biografía titulada Figuras del socialismo español. Julián Besteiro. La obra fue dedicada por Saborit y su esposa María Rojo a la viuda de Besteiro, Dolores Cebrián. El libro fue publicado en 1961 por Impresiones Modernas de México, una editorial en la que participaban antiguos jóvenes socialistas como Julián Lara o Eulalio Ferrer. El coste de la edición de 2.300 ejemplares fue sufragado por el primero y el producto de su venta fue destinado al Fondo Pro-España dedicado a los presos y los militantes del interior. Saborit renunció a los derechos de autor, dado el destino de la venta del libro y el carácter de encargo oficial de las Ejecutivas. Enseguida, además, la editorial Losada de Buenos Aires mostró interés por una nueva edición retocada del libro. La nueva edición que contó con los buenos oficios y el prólogo de Luis Jiménez de Asúa, por entonces Presidente de la república en el exilio, se demoró hasta su aparición en la simbólica fecha del 18 de julio de 1967. El editor español Gonzalo Losada, emigrado a Argentina en 1928, había publicado diversos libros de exiliados o sobre España en la colección Cristal del tiempo, entre los que cabe destacar: El pensamiento español contemporáneo de Luis Araquistain, La faz actual de España de Gerald Brenan, Una mujer por los caminos de España de María Martínez Sierra, Cartas a un escultor de Indalecio Prieto, y Escrito en España de Dionisio Ridruejo. Aunque el libro de Saborit en Losada, sobre el que se basa la presente edición, gozó de mejor circulación que la edición de 1961 en México, al final de los años sesenta no se encontraban ejemplares en las oficinas de la editorial en Madrid. Más adelante, parece ser que la editorial Edaf de Madrid obtuvo el permiso de importación y muchos de ellos llegaron a bibliotecas públicas. De hecho, esta excelente biografía nunca llegó a ser bien conocida ni publicada en España. En 1970 se conmemoró el centenario del nacimiento de Besteiro con diversos homenajes en el exilio. Para entonces, la Ley de prensa de Manuel Fraga permitió la publicación de algunos artículos de jóvenes investigadores en memoria de Besteiro en revistas minoritarias como Cuadernos para el Diálogo, Hispania, Índice o Revista de Occidente. Durante el tardofranquismo, la aparición de estudios de historiadores, politólogos o filósofos como Marta Bizcarrondo, Manuel Espadas, Fermín Solana, Alberto Míguez o Emilio Lamo de Espinosa en torno a la figura de Julián Besteiro perjudicó la difusión de la biografía del, por entonces, octogenario Saborit. Por aquel entonces, al comienzo de los años setenta, Saborit estaba empeñado en la redacción de una especie de enciclopedia de los primeros tiempos de las organizaciones socialistas, de cerca de 2.000 folios, titulada Apuntes históricos. Pablo Iglesias, PSOE, UGT, que finalizaría en 1978 con la ayuda de su hijo Francisco. Al mismo tiempo, Saborit albergaba la ilusión de recoger los escritos de Besteiro en una trilogía. En 1974 apareció en España un libro de bolsillo, debido a la pluma de Saborit, titulado El pensamiento político de Julián Besteiro, con el prólogo de un antiguo dirigente de las Juventudes Socialistas de los años veinte, Emiliano Aguilera, que había sido discípulo de Besteiro. Ya antes, en 1971, se había publicado en España el libro de Saborit, Joaquín Costa y el socialismo, por la editorial ZERO, vinculada a las Hermandades Obreras de Acción Católica. Poco después, y todavía en plena agonía del franquismo, fueron publicadas la tesis de Emilio Lamo de Espinosa, Política y Filosofía en Julián Besteiro (Cuadernos para el Diálogo, 1973) y una antología de discursos parlamentarios de Besteiro a cargo de Fermín Solana, Historia parlamentaria del socialismo. Julian Besteiro (Taurus, 1975). El primero se haría cargo de la edición de las obras completas de Besteiro a cargo del Centro de Estudios Constitucionales (1983) y vio reeditado en 1990 su tesis por la editorial Sistema. Por lo que se refiere a la antología de Solana, antiguo ridruejista y entonces militante del PSOE, la presentación del libro en Madrid a comienzos de 1976 contó con la presencia de Felipe González, donde coincidió con personalidades políticas e intelectuales como Polanco, Jiménez de Parga, Ruiz Jiménez, Aguirre, Fernández Ordóñez y Claudín. El joven primer secretario del PSOE reivindicó el legado de todas las personalidades históricas del socialismo español, destacando de Besteiro su condición de marxista y la experiencia parlamentaria. Al mismo tiempo, el sector histórico del PSOE reivindicó la memoria de Besteiro constituyendo una fundación de escasa proyección dedicada a su memoria a comienzos de 1976, y organizando un homenaje ese año con ocasión del aniversario de su muerte, con presencia de José Prat. En ese momento anterior a las primeras elecciones democráticas y a la unificación de los socialistas en el PSOE, hubo una cierta competencia por la apropiación simbólica y política del pasado. Al mismo tiempo que los históricos conmemoraban a Besteiro durante 1976, el PSOE renovado organizaba, encabezado por Alfonso Guerra con el apoyo del veterano Alfonso Fernández Torres, un mitin de tinte andalucista en Carmona dedicado a la memoria de Besteiro y a la de Largo Caballero, que tuvo que reunirse en un teatro ante la prohibición de la concentración en la calle. Por su lado, los seguidores de Tierno Galván en el PSP se acercaban también al cementerio civil con ocasión del aniversario de la muerte de Pablo Iglesias. La figura de Besteiro en la democracia española ha tendido a convertirse en el tercer referente simbólico más importante en la conciencia histórica de los españoles solamente aventajado por Manuel Azaña e Indalecio Prieto, y ya a mucha distancia, por Juan Negrín y Francisco Largo Caballero. A pesar de haber sido objeto de críticas por muchos de sus coetáneos, entre las que destacan sus propios correligionarios negrinistas Julián Zugazagoitia, Max Aub o Fernando Vázquez Ocaña, debido a su actuación al final de la guerra, la memoria de Besteiro ha tendido a situarse entre una representación como “mártir del antifranquismo” y la desvirtuada imagen de una figura equidistante del drama de las dos Españas. Ajeno a la España democrática, quedaba el juicio coetáneo de Antonio Ramos de Oliveira acerca de Besteiro como un “político divorciado de la realidad española”. Para Juan Marichal, Besteiro representaría a “una Tercera España y cabe conjeturar una acción mediadora suya que hubiera impedido la magna catástrofe (El Pais, 14.7.1988). En esa misma línea de reivindicación del Besteiro alienado respecto a la guerra civil y la revolución de Octubre de 1934, su antiguo discípulo Julián Marías presentaba a Besteiro, antes de las elecciones de 1977, como un “símbolo del intento de que la guerra hubiese tenido un desenlace civilizado” (El País, 8.5.1977). Del mismo modo, los historiadores Carlos Seco y Javier Tusell utilizaron a menudo el ejemplo de Besteiro para criticar la evolución del PSOE en el gobierno o en la oposición. Javier Tusell reivindicó también su figura como un patrimonio común para todos los españoles y, más recientemente, como referente para una adecuada política de la memoria. En 1990 se conmemoró por tercera vez a Besteiro con ocasión del cincuentenario de su muerte. Una cincuentena de políticos e intelectuales suscribieron un manifiesto de homenaje que condujo a que el vicepresidente del gobierno, Alfonso Guerra, organizara a través de las fundaciones Sistema y Jaime Vera, un homenaje a Besteiro en torno al tema de los intelectuales y la política. En plena batalla mediática contra el líder del PSOE, Guerra pidió a los intelectuales una crítica constructiva en democracia, lo que provocó cierta polémica en la que participaron, entre otros, Savater y Goytisolo. A pesar de que Besteiro era reconocido como ejemplo moral para todos, el PP no apoyó una declaración institucional del Congreso a quien había sido Presidente de las Cortes en 1931. Ese fue uno de los momentos de mayor polémica en torno a Besteiro durante la actual democracia pues poco antes su sobrina, Carmen Zulueta, había publicado el epistolario de Besteiro en prisión en 1917 y 1939, y Ricardo de la Cierva había recibido un polémico premio Espejo de España de Planeta por su Agonía y victoria en la que presentaba al profesor socialista casi como un colaborador de la Quinta Columna franquista. La concesión del Premio provocó la retirada del ministro de Justicia, Enrique Múgica, y del historiador Javier Tusell, al considerar poco serio el ensayo tanto por las fuentes utilizadas como por la valoración de la actitud de Besteiro en el final ante la guerra. En definitiva, la memoria de Besteiro fue sobre todo realzada con motivo del cincuentenario del comienzo y del final de la guerra civil. En ese momento se estrenó la obra de teatro Proceso a Besteiro, que había obtenido el premio Tirso de Molina, presentándole como una especie de santón laico. Esta “canonización” o “beatificación” de Besteiro fue criticada por un sector de la intelectualidad y de la política que exigía, en cambio, un paralelo homenaje a Juan Negrín. La figura de Besteiro fue divulgada, además, en la Televisión Española en varios programas documentales. Hay que recordar el enorme impacto de la televisión pública sobre la conciencia histórica de los españoles hasta la mitad de los años ochenta, dada su exclusividad. Además de la emisión del Proceso a Besteiro, otros programas como Informe semanal o La noche del cine español, de Méndez Leite, que incluía documentales de contexto del año de la película emitida, recordaron el “martirio” de Besteiro. Por último, cabe señalar que la memoria de Besteiro ha dado nombre a multitud de calles, colegios, centros culturales, monumentos e, incluso, una estación de metro en Madrid. Su figura, alejada de las polémicas, se ha convertido en ejemplo moral y un referente común para la conciencia histórica de los españoles.Madrid, mayo de 2008